viernes, 7 de octubre de 2016

Tierra del fuego

de Mario Diament. Dirección: Claudio Tolcachir.
una producción del Teatro Español.
con Alicia Borrachero, Tristán Ulloa, Abdelatif Hwidar, Juan Calot, Malena Gutiérrez y Hamid Krim.
 
7 de octubre de 2016. Teatro Palacio Valdés, Avilés. 75’ aprox.


Hace más de veinte años que Yael perdió a una amiga y resultó herida en un atentado terrorista. Es una mujer judía que reniega de la política de su país con los palestinos y que ahora mantiene encuentros en una cárcel inglesa con el autor de aquel atentado.

Estrenamos temporada y abono en el Palacio Valdés (fila cuatro en el lado derecho, donde más nos gusta) con esta historia que viene a confirmar lo que tantas veces he dicho en mis blogs de cine y teatro: que la de víctima debe ser una circunstancia, no una condición como quieren hacernos creer quienes las utilizan con fines políticos (aquí siempre la derecha y ahora en Colombia Álvaro Uribe, ese instigador del odio que hizo todo lo posible para que el domingo pasado no fuera un día feliz para su país y que hoy debe estar bastante molesto con el Nobel que le acaban de conceder a Juan Manuel Santos). Así que comparto el punto de vista de la obra y asumo que resultará muy ilustrativa para quienes no sepan mucho del drama que los palestinos vienen sufriendo desde hace ya tantas décadas. Sin embargo, esta Tierra de fuego no me conmueve. Sobre ese conflicto y sobre el contacto en primera persona entre personajes de los dos lados me emocionó mucho Una botella en el mar de Gaza, la estupenda y esperanzadora película de Thierry Binisti. Tambien lo hizo (hasta el nudo en la garganta y casi hasta la lágrima) La mirada del otro, la magnífica obra de María San Miguel y Chani Martín con que se abrió la temporada del off del Niemeyer el año pasado. Además de aportar información, esas historias estaban llenas de emoción, justo lo que le falta a esta Tierra del fuego. Y no por la magnífica dirección de mi admirado Claudio Tolcachir, que saca el mayor partido a ese muro polivalente que, con ventanas iluminadas o sin ellas, evoca siempre esa atroz circunstancia que sufren cada día cientos de miles de palestinos. También consigue lo mejor de esos actores que permanecen siempre en escena haciendo que los espectros de sus personajes sean testigos de todo lo que dice la protagonista y desde su lugar periférico reaccionen a sus discursos. El elenco está muy bien y consigue hacer creíbles a todos los personajes secundarios (el marido y el padre de la protagonista, el abogado del palestino y la madre de la amiga que murió en el atentado). Sin embargo, Alicia Borrachero está demasiado enfática, casi sobreactuada, sin darnos tiempo a que podamos compartir sus contradicciones. Aunque no tengo claro si el problema esta en la forma en que ella construye su personaje o en el propio texto de Mario Diament al que quizá le sobra información y le falta la emoción que debería provocar este drama. Si, además de dirigirla, Tolcachir la hubiera escrito, esta Tierra del fuego habría sido otra cosa.